Displasia de cadera en perros: causas, síntomas y factores que la agravan
La displasia de cadera en perros, también conocida como displasia coxofemoral, es una condición ósea hereditaria que, aunque no está presente desde el nacimiento, se desarrolla conforme crece la pelvis del cachorro. Puede manifestarse desde los cuatro o cinco meses de edad y, además, es una enfermedad degenerativa que progresa con el tiempo. Esto sucede con más frecuencia en determinadas razas como el Pastor Alemán, el San Bernardo, el Dogo Argentino, el Labrador, Rottweiler, pero que también afecta a otras razas más pequeñas como el Pug (o Carlino), el Bulldog Francés o el Bulldog Inglés.
Este trastorno surge debido a una malformación en la articulación coxofemoral, es decir, la unión entre el acetábulo de la cadera y la cabeza femoral. Cuando la articulación no encaja correctamente, el perro puede experimentar dolor, cojera y dificultades al caminar, sentarse o subir escaleras. Dependiendo del grado de la afección, los síntomas pueden aparecer desde los cuatro meses en los casos severos hasta los doce meses de edad.
Para detectar la predisposición de un cachorro a desarrollar displasia, existe el test de PennHip, que puede realizarse antes de los cuatro meses. Aunque esta prueba no ofrece un diagnóstico definitivo, sí permite evaluar la probabilidad de que el perro desarrolle la enfermedad más adelante. Es importante destacar que, en la mayoría de los casos, la displasia de cadera afecta ambas extremidades traseras.
Factores de riesgo y razas más propensas
La displasia coxofemoral afecta especialmente a razas grandes y gigantes, como el Pastor Alemán, Labrador Retriever y San Bernardo, debido a su rápido crecimiento corporal en un esqueleto inmaduro con procesos de mineralización y calcificación más tardíos.

Además, el desarrollo de esta enfermedad no depende exclusivamente de factores genéticos, sino que puede verse influenciado por aspectos ambientales como:
- Alimentación inadecuada, especialmente una dieta que favorezca el rápido aumento de peso.
- Ejercicio físico excesivo en edades tempranas, lo que puede afectar el desarrollo articular.
- Sobrepeso, que incrementa la carga sobre las articulaciones y acelera el desgaste óseo.
- Desbalances hormonales, que pueden interferir en el crecimiento y fortalecimiento de los huesos.
¿Cuáles son las causas de la displasia de cadera en los perros?
La displasia de cadera en perros tiene como causa principal la herencia genética, aunque diversos factores pueden influir en su desarrollo o en la intensidad de los síntomas. Entre ellos destacan el crecimiento acelerado, el sobrepeso y el ejercicio excesivo o de alta intensidad durante la etapa de desarrollo.
Las razas grandes y gigantes, como el Labrador Retriever, el Golden Retriever y el San Bernardo, son especialmente propensas debido a su volumen corporal y velocidad de crecimiento. Además, la alimentación inadecuada puede acelerar el deterioro de las articulaciones, aumentando el riesgo de alteraciones fenotípicas graves que, en casos extremos, pueden afectar la movilidad del perro, impidiéndole correr e incluso caminar con normalidad.
La relación entre la castración temprana y la displasia de cadera
En California, mediante exhaustivos estudios, se logro econtrar una correlación entre la edad de castración y el desarrollo de la displasia de cadera en perros. En el estudio, que incluyó una muestra de 1,500 Labradores y mas de 1000 Golden Retrievers, se observó que los cachorros castrados antes de los seis meses de edad presentaban un mayor riesgo de padecer trastornos articulares.
Los resultados indicaron que la castración temprana duplicaba la incidencia de displasia de cadera, displasia de codo y rotura de ligamento cruzado anterior en Labradores. En los Golden Retrievers, el riesgo aumentaba hasta 5 veces más en comparación con perros castrados después de la pubertad.
Si bien el factor genético es determinante en la aparición de la displasia de cadera en perros, el estilo de vida y ciertos hábitos pueden agravar la condición. El control del peso, una alimentación equilibrada y evitar el ejercicio excesivo en edades tempranas son medidas clave para reducir el impacto de esta enfermedad. Asimismo, es recomendable consultar con un veterinario antes de decidir la castración, especialmente en razas predispuestas.
Tratamientos para la displasia de cadera en perros: opciones conservadoras y quirúrgicas
La displasia de cadera en perros puede presentar distintos grados de gravedad, lo que determina si el tratamiento será conservador o quirúrgico. La elección del enfoque dependerá del nivel de afectación en la articulación y de la calidad de vida del perro.

Tratamiento conservador: manejo del dolor y fortalecimiento articular
Cuando la displasia se encuentra en sus etapas iniciales o en casos leves, se opta por un tratamiento conservador con el objetivo de ralentizar el avance de la enfermedad y reducir el dolor. Entre las principales estrategias se incluyen:
- Condroprotectores: administrados por largos períodos, ayudan a preservar la salud del cartílago y disminuir el desgaste articular.
- Antiinflamatorios y analgésicos (AINEs): indicados en los momentos de mayor dolor para aliviar la inflamación y mejorar la movilidad.
- Soporte de cadera: contribuye a reducir la incomodidad y puede disminuir la dosis necesaria de antiinflamatorios.
- Control del peso: mantener al perro delgado dentro de lo saludable reduce el estrés sobre las articulaciones y mejora la calidad de vida.
Tratamiento quirúrgico: alternativas curativas y paliativas
Cuando la displasia es avanzada y el dolor limita significativamente la movilidad del perro, se pueden considerar diversas opciones quirúrgicas.
- Tratamientos curativos:
- Triple Osteotomía Pélvica (TOP): técnica que corrige la alineación de la articulación para mejorar su funcionalidad.
- Tratamientos paliativos:
- Artroplastia por Excesión de la Cabeza del Fémur: procedimiento que reduce el dolor eliminando la cabeza femoral afectada.
- Prótesis de cadera: reemplazo de la articulación por una prótesis cementada o no cementada, similar a las técnicas utilizadas en medicina humana.
El tratamiento de la displasia de cadera en los canes dependerá de la gravedad de dicha enfermedad y de la respuesta del animal a las terapias conservadoras. Un diagnóstico temprano, junto con un enfoque adecuado, puede mejorar significativamente la calidad de vida del perro. Consultar con un veterinario especializado es clave para elegir la mejor estrategia en cada caso.
Síntomas de la displasia de cadera en perros: cómo identificarlos y actuar a tiempo
La displasia de cadera en perros es una enfermedad degenerativa que afecta la articulación coxofemoral, causando dolor y limitaciones en la movilidad. Identificar los síntomas a tiempo es clave para mejorar la calidad de vida de tu mascota y aplicar el tratamiento adecuado.

Principales síntomas de la displasia de cadera en perros
Los signos clínicos pueden variar según la gravedad de la enfermedad, pero algunos de los más comunes incluyen:
1. Dificultad para moverse y cambios en la marcha
Los perros con displasia de cadera suelen mostrar rigidez al caminar, correr o subir escaleras. En algunos casos, pueden adoptar una marcha anormal, moviendo las patas traseras juntas en un intento de reducir el dolor.
2. Cojera intermitente o constante
La cojera es uno de los síntomas más evidentes. Puede aparecer de forma ocasional en las primeras etapas de la enfermedad y volverse más frecuente a medida que avanza.
3. Dolor y sensibilidad en la zona de la cadera
Si tu perro reacciona con incomodidad cuando le tocas la cadera o evita que lo acaricies en esa área, es posible que esté experimentando dolor debido a la displasia.
4. Pérdida de masa muscular en las patas traseras
Debido a la falta de actividad física y al dolor, los músculos de las extremidades posteriores pueden debilitarse, afectando la estabilidad del perro.
5. Menos ganas de jugar o hacer ejercicio
Un perro con displasia de cadera puede evitar actividades que antes disfrutaba, como correr, saltar o jugar con otros perros. La disminución de la actividad es un signo claro de malestar.
6. Dificultad para levantarse después de estar acostado
Si notas que tu perro tarda más en ponerse de pie después de descansar o que necesita apoyo para hacerlo, podría estar sufriendo dolor en las articulaciones.
Factores que pueden agravar los síntomas
¿Cuándo acudir al veterinario?
Si observas alguno de estos síntomas en tu perro, es fundamental consultar con un veterinario para realizar un diagnóstico preciso. Las pruebas más utilizadas incluyen radiografías y exámenes físicos para evaluar la movilidad y el grado de afectación de la articulación. Detectar los síntomas a tiempo y aplicar medidas preventivas puede marcar la diferencia en el bienestar a largo plazo de tu mascota. Si sospechas que tu perro podría estar padeciendo esta enfermedad, no dudes en buscar asesoramiento veterinario.
¿Cómo fortalecer la cadera de mi perro?

La fortaleza de la cadera en los perros es clave para su movilidad y calidad de vida, especialmente en razas grandes o aquellas propensas a la displasia de cadera. Implementar una rutina de ejercicios y cuidados adecuados puede ayudar a mejorar la estabilidad articular y prevenir problemas futuros.
Ejercicios para fortalecer la cadera de un perro
1. Caminatas controladas
Las caminatas de bajo impacto en superficies planas ayudan a fortalecer los músculos sin generar estrés en las articulaciones. Es recomendable evitar terrenos irregulares o ejercicios bruscos.
2. Natación
La natación es uno de los mejores ejercicios para fortalecer la cadera, ya que permite el movimiento sin impacto en las articulaciones. Además, mejora la resistencia muscular y la movilidad.
3. Ejercicios de equilibrio
Utilizar plataformas inestables, como cojines de equilibrio, ayuda a mejorar la propiocepción y fortalecer los músculos de la cadera.
4. Subidas controladas
Caminar en pendientes suaves o subir escalones bajos fortalece los músculos de la cadera y las patas traseras, mejorando la estabilidad del perro.
5. Sentadillas caninas
Este ejercicio consiste en hacer que el perro pase de estar sentado a ponerse de pie varias veces, lo que fortalece los músculos de la cadera y las extremidades.
Fortalecer la cadera de un perro requiere una combinación de ejercicio moderado, alimentación adecuada y cuidados preventivos. Implementar estas estrategias puede mejorar la movilidad y calidad de vida de tu mascota. Si notas signos de debilidad o dolor, consulta con un veterinario para un diagnóstico más preciso y un plan de tratamiento personalizado para tu mascota.